Zeinab al Momany, una destacada emprendedora social, arroja luz sobre el camino hacia el empoderamiento de las agricultoras en Jordania y en otros países árabes, donde las mujeres suelen trabajar muchas horas por un salario bajo y carecen de reconocimiento laboral.
EL CAIRO – Al Momany comenzó impulsando la creación de la Cooperativa de la Sociedad de Mujeres de Sakhrah, una localidad de la gobernación de Ajlun, en el noroeste de Jordania, y en 2007 promovió la Unión Específica de Mujeres Campesinas Productoras de Jordania (SUFWJ).
Con base en esas experiencias, la emprendedora social compartió con IPS durante una visita a El Cairo sus perspectivas sobre los retos a los que se enfrentan las productoras agricultoras en su país y en general el mundo árabe, el impacto de sindicatos como el suyo en el crecimiento económico rural y los derechos de las mujeres, así como las profundas implicaciones del cambio climático para las mujeres en la agricultura.
Un viaje pionero
Al Momany, con una amplia experiencia en gestión empresarial y un doctorado en Filosofía de la Gestión, sentó las bases de la Cooperativa de Sakhrah y SUFWJ. Las dos instituciones pioneras en Jordania y en el mundo árabe, se centran en mejorar las capacidades de las pequeñas organizaciones agrícolas.
Su compromiso con el empoderamiento de las productoras campesinas y la defensa de sus derechos ha trascendido fronteras, uniendo a 22 organizaciones de mujeres en la SUFWJ, y ahora el sindicato con 5000 integrantes.
En la actualidad su liderazgo se extiende por todo el mundo, como presidenta de la Red de Agricultoras Árabes (Arrinina).
También es integrante de instituciones como la Organización Mundial de Agricultores (OMA) y Cambio Climático y Seguridad Alimentaria (CCFS, en inglés). En 2008 fue galardonada con el premio Emprendedor Social del Año de la suiza Fundación Schwab para el Emprendimiento Social.
Impacto de SUFWJ en mujeres agricultoras
Desde su creación en 2007, la SUFWJ ha transformado significativamente el panorama de las mujeres agricultoras en Jordania. Gracias a sus eficaces programas, la SUFWJ ha conseguido aumentar el número de mujeres propietarias de tierras, ha defendido la igualdad salarial y ha hecho posible la asistencia sanitaria y la seguridad social gratuitas.
Las iniciativas del sindicato han empoderado a 120 agricultoras en puestos de liderazgo, han ofrecido seguro médico a 578 familias, han formado a 7000 mujeres y niñas y han concedido microcréditos a 800 mujeres y niñas.
«El sindicato ha logrado aumentar el porcentaje de propiedad de la tierra a través de un proyecto que comenzó con su puesta en marcha en 2007, señalando que el porcentaje era del 2,7 y, según las estadísticas, ha aumentado hasta 5,5 %», afirma.
«El sindicato puso en marcha el proyecto de seguro de salud en 2014 y sigue trabajando con el apoyo de Usaid (Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional) para ofrecer un seguro de salud gratuito a las agricultoras a través del Ministerio de Desarrollo Social”, añade.
Ese seguro, detalla, cubre ya a 558 familias en las zonas norte y centro de Ghor, una región de Jordania, y está tratando de llegar al sur de Ghor.
Afrontar los retos y la desigualdad
Al Momany llama la atención sobre las leyes desiguales que afectan a las trabajadoras agrícolas en el mundo árabe y hace hincapié en las disparidades que sufren en comparación con sus iguales de otras áreas del mundo.
SUFWJ, a través de un programa especial de defensa de las agricultoras, canaliza sus esfuerzos hacia el cambio de las leyes y normativas que afectan a las productoras de alimentos.
Se centra en defender sus derechos al seguro médico, la seguridad social, la igualdad salarial y la mejora de las condiciones de trabajo.
La dirigente señaló que el sindicato ha modificado el sistema interno de la Unión General de Agricultores, en el que la ley exigía que las agricultoras poseyeran al menos una hectárea de tierra para afiliarse al sindicato, pero tras la modificación, las agricultoras pueden afiliarse alquilando tierras de esa extensión.
Al Momany mencionó que el sindicato está trabajando actualmente en la ley laboral y de los trabajadores para que sus afiliadas puedan optar a la seguridad social y al seguro de enfermedad para proteger sus derechos.
Iniciativas de capacitación económica
También explicó que el sindicato cuenta con un programa de capacitación económica, que identifica las necesidades de las agricultoras y formula planes de acción cada dos a cinco años basados en esas necesidades.
El objetivo es abordar los retos específicos a los que se enfrentan las agricultoras, establecer objetivos claros y aplicar programas específicos para lograr un progreso sostenible.
Al Momany calificó la ley laboral como «desigual» y citó entre otros problemas que las trabajadoras agrícolas nacionales realizan el mismo arduo trabajo que los inmigrantes varones, pero ellas reciben salarios más bajos, no tienen derecho a vacaciones y carecen de contratos que protejan sus derechos.
Cambio climático e iniciativas futuras
A través del sindicato, los esfuerzos se han dirigido a concienciar sobre los problemas del cambio climático, aumentar las zonas verdes y ayudar a las mujeres agricultoras en la transición a energías limpias y renovables.
Las iniciativas incluyen la concesión de préstamos para la instalación de paneles solares en lugar de electricidad, la excavación de pozos para la recogida de agua de lluvia y la instalación de calentadores solares.
El sindicato también apoya la agricultura ecológica, la extracción de fertilizantes orgánicos y la puesta en marcha de proyectos sobre diversidad medioambiental y conservación de bosques y animales.
Los más afectados por el cambio climático son los agricultores y las agricultoras, especialmente con el aumento de la temperatura.
Trabajar en la agricultura con estas altas temperaturas afecta a su salud debido a su exposición al sol durante largos periodos, ya que afecta a los cultivos, al trabajo de las agricultoras y al producto nacional.
Jordania también sufre escasez de agua y, con los efectos del cambio climático, aumenta la tasa de salinidad, lo que provoca un problema en la calidad del suelo, los cultivos y la disponibilidad de agua.