La pandemia covid-19 empujó el año pasado a 4,7 millones de personas de la clase media a la vulnerabilidad o la pobreza en América Latina y el Caribe, revirtiendo décadas de avances sociales, de acuerdo con un nuevo informe del Banco Mundial.
Washington.– La región “se encuentra en una encrucijada y el retroceso de conquistas sociales que tanto costaron corre el riesgo de volverse permanente, a menos que se lleven a cabo reformas enérgicas”, dijo el vicepresidente del banco para América Latina y el Caribe, Carlos Felipe Jaramillo.
El impacto sobre la clase media es aún más dramático si se excluye de las proyecciones el efecto de un programa de transferencias sociales de carácter masivo y temporal aplicado en Brasil, y sin el cual suman 12 millones las personas que perdieron su lugar en la clase media en la región el año pasado.
De la población latinoamericana de clase media, unos 230 millones de personas, 41 por ciento está en Brasil, 17 por ciento en otros países del Cono Sur, 17 por ciento en México, 16,5 por ciento en el área andina y 7,7 por ciento en América Central y República Dominicana.
El estudio del banco, titulado “El lento ascenso y súbita caída de la clase media en América Latina y el Caribe”, mostró que en 2018, al cabo de dos décadas de crecimiento, la clase media se había convertido en el sector de población más grande de la región.
En efecto, ese sector con ingresos per cápita entre 13 y 70 dólares al día (por paridad de poder de compra) alcanzó a 38 por ciento de la población, mientras que el sector vulnerable (entre 5,50 y 13 dólares al día) era de 37 por ciento y los pobres sumaban 22 por ciento.
“La región debe avanzar con políticas que aseguren una recuperación firme y den lugar a un crecimiento más sostenible, resiliente e inclusivo, que combata la pobreza y la desigualdad persistentes”: Carlos Felipe Jaramillo.
En 2020 la clase media se redujo a 37,3 por ciento de la población, la vulnerable (pobreza relativa) creció a 38,5 por ciento y los pobres extremos representaron 21,8 por ciento, de acuerdo con el estudio.
En la región hubo 400,000 menos pobres en 2020 (con ingresos inferiores a 5,50 dólares diarios), pero si se excluye el efecto compensador temporal en Brasil el estudio concluye que 20 millones de personas cayeron en la pobreza.
Jaramillo, al presentar el informe en la sede del banco en esta capital, subrayó que “las ayudas de emergencia mediante transferencias en efectivo que ayudaron a mitigar el impacto de la pandemia no serán sostenibles por mucho tiempo”.
Por ello “la región debe avanzar con políticas que aseguren una recuperación firme y den lugar a un crecimiento más sostenible, resiliente e inclusivo, que combata la pobreza y la desigualdad persistentes”, agregó.
La crisis amplificó los efectos nocivos de la desigualdad en la región, en cuyo sector informal de la economía opera más de la mitad de sus trabajadores (54,4 por ciento) y en ese ámbito laboran nueve de cada 10 trabajadores que viven en la pobreza.
“Aquellos que estaban peor desde un principio probablemente sean los más afectados, y esto exacerbará la desigualdad en el ingreso en una región de por sí muy desigual”, dijo Ximena Del Carpio, del área Pobreza y Equidad del Banco Mundial.
Del Carpio recordó que “el acceso a servicios básicos como electricidad, agua adecuada, saneamiento e incluso internet se ha vuelto aún más esencial bajo las medidas de confinamiento”.
En el perfil de condiciones de vida mostrado por el estudio, 11,8 por ciento de las personas de clase media carecen de servicios de saneamiento adecuados (11,3 por ciento mujeres y 12,3 por ciento hombres) y esa carencia es de 37,6 por ciento entre los pobres (36,9 por ciento mujeres y 38,4 por ciento hombres).
Casi todos los hogares de clase media tienen electricidad, pero carecen de ella nueve por ciento de los pobres y apenas 25 por ciento puede utilizar internet en casa.
Los confinamientos subrayaron la importancia de un acceso amplio a internet y métodos alternativos para adquirir bienes y servicios, por lo que “los países deben seguir invirtiendo en infraestructura digital para acelerar estos cambios y promulgar leyes para expandir la economía digital”, apuntó el informe.
En el corto plazo, “garantizar un acceso amplio a las vacunas, implantar sistemas eficientes y efectivos para distribuirlas y administrarlas, y fortalecer los sistemas de salud en toda la región serán clave para la recuperación”.
Finalmente, el estudio advierte que “si bien las medidas paliativas ayudaron a contener el impacto negativo en el corto plazo, sin una recuperación acelerada e inclusiva y niveles similares de medidas de mitigación, la pobreza podría crecer nuevamente en 2021”.
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