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¿Qué es la conciencia? Vinculada al sentido de la realidad y de la moral, la conciencia puede abrirnos los ojos al mundo que nos rodea, pero también puede privarnos de la realidad, de esa abstracción que designa la existencia de los seres y las cosas. Es con este juego de realidad y conciencia, o su pérdida, que José Manuel Torres Funes nos lleva, de la mano de sus personajes, en un viaje por el perdón, la angustia, la culpa y el olvido. Desde la celebración de auto de fe en tierras mayas, hasta el neoesclavismo que suponen los sistemas burocráticos latinoamericanos, en Como las iguanas se nos presenta un panorama con personas perdidas, sin rumbo, que viven atrapadas en sus pensamientos y conciencias —esclavizadas a las verdades mundanas— , cuyo contexto las vuelve rebeldes y anarquistas. Sin embargo, la vacilación entre memoria, lucidez y realidad juega un papel principal, por lo que, si la conciencia es la realización de uno mismo en este mundo, entonces, realmente, ¿podemos escapar de esta?.

Aun cuando proclaman adorar a un ser supremo y trascendente, en el fondo solo idolatran el enigma de una naturaleza». En tiempos y espacios indefinidos, El último dios, de Rodrigo Petronio, es un libro de relatos en el que se exploran y cuestionan las dicotomías arbitrarias de la existencia. Se habla de la eternidad, de la concepción de las verdades ancestrales, del tiempo y la conciencia misma. Parte de la realidad se muestra como un río en el que el futuro fluye como una vacilación entre el pasado y el presente.

Con un estilo poético, filosófico y antropológico, el autor utiliza la ironía, el metalenguaje, subtextos, elipsis y alegorías, y trata las contradicciones conceptuales de naturaleza y cultura, lo sagrado y lo profano, lo virtuoso y lo corrupto, la vida y la muerte, así como lo mediático y lo mundano. Es una contemplación del universo y de la conciencia, lo mismo que de la existencia y la inexistencia. Petronio crea realidades alternas y multiversos que propician el escape de la cotidianidad.

Como piezas de un puzle que hubiera saltado por los aires, como un espejo hecho añicos, como una fotografía rasgada en muchos trozos… trazos, partículas de la memoria, células rescatadas del olvido de una vida que se hubiera trizado en pequeños fragmentos, esquirlas, grietas, nudos rotos del laberinto, rizomas que crecen en las ruinas del lenguaje.

Si en todos sus libros anteriores —en su ya larga trayectoria poética— Nuria Ruiz de Viñaspre se situaba en ese quicio de «lo indomesticado del lenguaje», en Las abuelas ciegas da un paso más allá, arriesga en los límites del decir al establecer un paralelismo o fusión entre lo que «la poesía le hace al lenguaje» y «lo que el Alzheimer le hace al lenguaje». Y el lenguaje poético de Ruiz de Viñaspre consigue una vez más ya no volver a ser el mismo.