La relatora especialista en libertad de expresión señala que las restricciones a este derecho fundamental en las Universidades y calles de Estados Unidos, además de violar el derecho de protesta, están agudizando la polarización política y llevando al país a una especie de histeria.
En el marco de las protestas dentro de las Universidades y las calles de Estados Unidos sobre la guerra en Gaza y las medidas que se están tomando contra ellas, una experta* independiente de derechos humanos señaló que la “crisis de Gaza se está convirtiendo en una crisis mundial de la libertad de expresión”.
En respuesta a los distintos niveles de tolerancia que se observan en las manifestaciones, dependiendo de si estas son pro-palestinas o son pro-israelíes, la relatora** especial de la ONU sobre la promoción y protección del derecho a la libertad de opinión y de expresión dijo que es “una señal muy preocupante”, especialmente en países conocidos por apoyar el derecho a la manifestación pacífica.
“Las cabezas de los directores de universidades están rodando”, observó Irene Khan, señalando que se está restringiendo tanto la libertad de expresión académica como la estudiantil: “Esto va a tener enormes repercusiones durante mucho tiempo”.
“¿Adónde nos lleva esto? Esto claramente polariza aún más el clima político sobre este tema entre un ellos y un nosotros. Y una parte tiene razón y la otra no”, explica.
Khan destaca que se ha producido un aumento de la incitación al odio en todos los bandos, lo que también es muy preocupante, sin embargo aclara que hay que distinguir entre lo que es esa instigación y lo que es la crítica política legítima o una visión política diferente.
“Creo que el antisemitismo o la islamofobia deben prohibirse. De hecho, ambos están prohibidos por el derecho internacional. Pero no debemos mezclar eso con la crítica a Israel como entidad política, como Estado. Criticar a Israel es perfectamente legítimo según el derecho internacional. Y lo que veo que ocurre en muchas de estas situaciones es una confusión entre lo que es incitación al odio, o incitación a la violencia por motivos de raza o religión, y lo que es básicamente una visión política diferente de la situación en Israel y los territorios ocupados, o una crítica a las políticas de Israel, una crítica a la forma en que Israel está llevando a cabo este conflicto”, dijo la experta.
ONU Noticias / Irene Khan, relatora especial sobre la libertad de expresión y de opinión.
Histeria en Estados Unidos
Khan, que como otros relatores y expertos de derechos humanos de la ONU no recibe un salario por su trabajo, insistió en que el discurso legítimo debe ser protegido, pero observa que, “por desgracia, hay una especie de histeria, si puedo decirlo así. Hay una histeria que se está apoderando de los EE.UU., sobre esta cuestión”.
También señala que ella y otros expertos independientes de derechos humanos han “detectado un sesgo contra el apoyo pro-palestino”.
Como ejemplo, señala que en las redes sociales se ha demostrado en las que dependen de Meta: “La propia junta de supervisión de Meta ha pedido cuentas al respecto diciendo que no están tratando de la misma manera el discurso pro-israelí y el discurso pro-palestino. Hay un sesgo”.
Por todo ello, Khan se mostró muy preocupada porque “todos estos son mensajes muy negativos sobre la libertad de expresión”.
Y recordó: “Necesitamos la libertad de expresión, es un derecho fundamental. Es importante para la democracia y para el desarrollo. Es importante para la resolución de conflictos, para las negociaciones y, en última instancia, para construir la paz”.
Para la experta sacrificar ese derecho en aras de razones políticas y tratando de socavar los derechos a la libertad de protesta, de reunión pacífica, el derecho a la libertad de expresión, supone un “flaco favor” a la democracia por el que “pagaríamos un precio”.
“Sería más difícil negociar. Sería más difícil sentar a la gente a la mesa para hablar. Si encierras a una parte y no le permites desahogarse”, concluye.
*Los relatores especiales y otros expertos independientes en derechos forman parte de lo que se conoce como Procedimientos Especiales del Consejo de Derechos Humanos. No forman parte del personal de la ONU, son independientes de cualquier gobierno u organización y no reciben un salario por su trabajo.