Celebrar a los muertos, recibir a las personas que ya no están con nosotros y hacer una verdadera fiesta de ello, es quizá la fecha más importante para los mexicanos. Sin duda nuestro país es conocido, alrededor del mundo, por el Día de Muertos, de hecho, diferentes nacionalidades la han adoptado e inyectado su propio toque.
Pero, dentro del mismo territorio mexicano existen variaciones al recibir a nuestros muertitos. Hoy, quisimos conocer más acerca de cómo viven esta tradición en el sur del país: Yucatán, lugar donde la cultura maya está más viva que nunca.
Por ello nos acercamos a Alltournative, quien año con año realiza de forma única y sustentable el Hanal Pixán, o el Día de Muertos maya, cuyo nombre significa “Comida de las ánimas” y tiene una forma peculiar de colocar los altares que serán visitados por los difuntos.
Así son los altares de Hanal Pixán
Un altar es una representación o símbolo de las creencias o ritos que logran evocar misticismo, es un lugar que resulta ser casi sagrado. Costumbre única de los seres humanos para expresarnos en comunidad y, ¿por qué no? donde ocurre la magia. Cada elemento tiene un significado y es asombroso cómo los objetos, en cierto lugar o forma, logran decir tanto sin la necesidad de usar palabras.
Esto mismo pasa al sur del país, específicamente en Yucatán, donde el Hanal Pixán tiene sus propias reglas, y sus altares utilizan elementos muy diferentes a los que conocemos. Para empezar no se coloca papel picado, ni calaveritas de azúcar y el pan de muerto no figura; en términos generales es un poco más minimalista, elegante y significativo.
Su principal diferenciador es que sobre un mantel blanco se colocan siete “jícaras” o recipientes circulares rústicos, cuatro de ellos representan a los niños en cada punto de los extremos de la milpa, y tres a las niñas alrededor del “comal”; su contenido va entre chocolate, atole de maíz o harina y agua, acompañado de pan, frutas y dulces.
Los guisados populares que se colocan son: el relleno negro, escabeche y los “pibes” o “mucbipollos”, nombre maya que hace referencia al “pollo enterrado”, método tradicional que consiste en hacer un hueco en la tierra en el que se colocan piedras y maderas al fondo. Éstas al calentarse cuecen el “pib” cubierto con hojas de plátano y tierra. ¡Simple y sencillamente un manjar de los muertos!
Justo al centro y en la parte más alta del altar se coloca una cruz de madera pintada de color verde que representa el Yaxché, un árbol sagrado maya que une al mundo: la ceiba blanca (norte), la ceiba amarilla (sur), la ceiba roja (este) y la ceiba negra (oeste). Además, a este altar se añaden siete montones de trece tortillas de maíz hechas a mano, los cuales representan los numerales del calendario maya Tsol K´iin y el maíz representa la vida.
Por último, pero no menos importante, se colocan fotografías de los difuntos que esperamos, flores de cempasúchil, dulces, veladoras, sal, incienso y la comida que más le gustaba a nuestros familiares y amigos que partieron al más allá.
Este festín es único en la región de Yucatán, puedes conocerlo en esta vida de la mano de Alltournative, con alguno de sus tours ecoturísticos que mezclan la cultura y sustentabilidad en visitas a Tulum&Cobá, NativePark Chimuch y Cobá NativePark Chimuch.
Vive, libera tu espíritu nativo y date una muerte chiquita con esta celebración 100% mexicana llena de colores, sabores y en compañía de los que ya se fueron, pero tarde o temprano volveremos a ver.