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COLUMNA

La China Hilaria

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¿Y ustedes ya están listos para los días de muertos? ¿Para el Janal Pixán, o comida de ánimas?

La China Hilaria ya se venía preparando desde días antes. Como no es tan fiestera, pues se ha moderado un poco. Veamos:

Ya lavó su justán casi nuevo, su hipil bordado a mano con punto de cruz; sus zapatos los dejó como nuevos. Su ajuar lo completa con un ramo de flores para su cabecita. Je, je, je.

Hasta ahí todo bien, pero ¡válgame Dios! Las cosas cambiaron cuando fue a hacer su mercancía para el pib, el mucbil pollo, para su altar. Poquito más y le da su soponcio. Los precios de cada uno de ingredientes “ainitas” la pone al borde del soponcio. Ya le estaba dando su “patatuz”.

No, no, no. Lo que había ahorrado se le fue como agua. Sacó su lista: pasta de achiote, pollo, carne de cerdo, cebolla, orégano molido seco, sal, pimienta, ajo, laurel, masa, manteca de cerdo, tomates y hojas de plátano.

Lo repasó una y otra vez, como también repasó hasta cinco veces con las marchantas del mercado, porque eso sí, la China Hilaria no es de comprar en los supermercados, para nada. Ella es tradicional y acostumbra los mercados, porque ahí todo es fresco, dice.

Aunque todo está caro, ella no puede dejar de celebrar a los muertos. Sigue la tradición que es importante en Yucatán, es parte de la identidad.

El Janal Pixán es una tradición yucateca que se ha mantenido viva a lo largo de los años, y su importancia radica en diversos aspectos que hacen de ella una parte integral de la identidad cultural de Yucatán, explica la China Hilaria, como parte de la experiencia y la cultura que adquirió en la Universidad, porque no se olvide que ella, así como la ven, se dio su tiempecido para ir a la escuela.

Por eso dice: En primer lugar, el Janal Pixán es una fiesta que celebra la vida y la relación entre vivos y muertos. Durante esta festividad, las familias se reúnen para honrar a sus seres queridos que han fallecido. Se elaboran altares en los hogares, se colocan velas, flores y alimentos típicos como el pavo relleno y el mucbil pollo, el pib, y se llevan a cabo rituales en los cementerios. Esta práctica no solo fortalece los lazos familiares, sino que también mantiene viva la memoria de quienes ya no están físicamente presentes.

Otro aspecto importante del Hanal Pican es su valor económico y turístico. (Maare, letrada la China). Durante esta festividad, los mercados y las tiendas locales se llenan de productos tradicionales y artesanales, como las calaveritas de azúcar y las figuras de barro. (Y vaya que lo sabe, como que se gastó su lanita).

Además, los restaurantes yucatecos suelen ofrecer menús especiales relacionados con esta celebración. Todo esto genera ingresos para la economía local y promueve el turismo, ya que muchas personas visitan Yucatán específicamente durante esta época para vivir la experiencia del Janal Pixán.

Asimismo, es una oportunidad para preservar y transmitir la cultura yucateca a las siguientes generaciones. Durante la festividad, se llevan a cabo diferentes actividades educativas y culturales, como talleres de elaboración de altares, concursos de disfraces y recorridos por los cementerios históricos. Estas actividades permiten que los jóvenes aprendan sobre las tradiciones yucatecas, valorando así su legado cultural y fomentando su continuidad en el futuro.

El Janal Pixán también tiene un significado espiritual y emocional para las personas que lo celebran. La creencia de que durante esta festividad se abren las puertas del mundo de los muertos hace que las familias sientan una conexión especial con sus seres queridos fallecidos. El Janal Pixán se convierte en un momento de introspección y reflexión, en el que se recuerdan los buenos momentos con los seres queridos y se les honra de manera respetuosa y amorosa.

En conclusión, el Janal Pixán es una celebración de gran importancia en Yucatán, tanto desde el punto de vista cultural como económico y emocional. Esta tradición contribuye a fortalecer la identidad regional, promover el turismo y preservar las raíces y valores de la comunidad yucateca. Su significado trasciende lo puramente festivo, convirtiéndose en un momento de conexión con la historia, la familia y la espiritualidad.

De ahí entendemos el por qué la China Hilaria venía preparándose con anticipación. Ella es parte de la tradición cultural yucateca. Mucha gente, como ella, invierten parte de sus ahorros para celebrar estas fechas que ya están prácticamente encima.

Así pues, llegó la época en el olor a los pibes, ese aroma peculiar de la temporada, invadirá prácticamente a todo Yucatán. Cada año, igual, los yucatecos radicados en otras partes ven cómo hacerle para comer pibes. Hay familias que los envían a otras partes por la vía aérea. Ya sabemos cuántas toneladas se enviarán a la Ciudad de México, en donde año con año consumen este manjar.

En tanto, dejemos a la China con sus quehaceres.