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COLUMNA

La China Hilaria

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Entre las buenas noticias que la China Hilaria celebra es el nombramiento y la toma de protesta de la presidenta municipal de Solidaridad, Lili Campos, como presidenta de la Asociación Nacional de Municipios Turísticos, en la secretaría de turismo del Gobierno de México.

¿Por qué la celebración? Bueno, porque es un reconocimiento doble. Primero porque Playa del Carmen, corazón de la Riviera Maya, tiene ya la importancia que se merece como destino turístico de clase mundial y, segundo, porque la presidenta municipal realiza, sin duda, un trabajo que se le reconoce con este nombramiento.

Porque no se crea que es de gratis. No, no, no. A ese nivel el compromiso es mayor. Y si no se tiene la capacidad, pues simplemente, nanay, no hay de piña, y se nombra al que pueda con el paquete. Lili Campos puede, sin duda.

Coordinar las acciones, la agenda, la promoción de los municipios turísticos –como dicen los sesudos columnistas- no es cosa menor. No. Mire usted, a la agenda de tareas como presidenta municipal Lili Campos tiene que estar en contacto con sus colegas, conocer lo que vienen trabajando, revisar los planes y proyectos en común y definir una nueva estrategia.

Y si en Solidaridad se puede, pues los otros municipios también quieren. Chido, ¿verdad?

Y hablando de chido, la China Hilaria no puede más que sentirse acongojada, susceptible y todo lo demás, ante la situación que viven los socios de la plataforma Uber en Cancún, principalmente, y en otras partes de Quintana Roo.

Resulta que socios taxistas, de los duros, de los golpeadores, de los que nada les importa, andan cazando a los choferes de esta plataforma, más jóvenes, entre ellas mujeres, para “defender” lo que ellos llaman “su patrimonio”.

Nada más cierto que tener una mente cerrada. “No más de tres dedos de frente” decía mi chichí cuando alguien se ponía necio y no quería entender. Más bien no podía, por la ignorancia.

Y así sucede con este grupo de taxistas. No se dan cuenta que los tiempos han cambiado, que la modernización y la era digital ya están aquí, que más que una desventaja, las plataformas digitales facilitan las cosas.

Claro, con educación y respeto. Y eso los señores taxistas –que no todos- no lo tiene ni lo tendrán. Ojalá sus líderes sindicales se ocupen en prepararlos y capacitarlos en vez de usarlos únicamente como cuota política.

Solidaridad, como municipio libre y soberano, está por llegar a los 30 años.

Este es un aniversario como municipio, que quede claro. No debe confundirse con la fundación de Playa del Carmen, que eso es otra cosa.

Como municipio libre, Solidaridad ha tenido diversos cambios y una historia veloz. La verdad que es sumamente interesante conocer la trayectoria municipal desde la lucha de los impulsores, el trabajo de los presidentes municipales y hasta la renovación que hoy tiene a su cargo Lili Campos.

La China Hilaria se sorprende, después de algunos años de estar fuera de playita, de cómo ha crecido el municipio, en número de habitantes, en territorio y en servicios públicos. Está difícil mantener una ciudad de este tamaño.

No, no, no. Mantenerla es una cosa, dejarla en condiciones para que sea considerada un destino turístico de clase mundial, con el número más elevado de turistas al año, con atractivos de primer nivel, servicios de calidad, es otra cosa.

Solidaridad es un municipio eminentemente turístico.

Vive del turismo, su economía se basa en esta industria, no hay de otra. Han pasado 30 años como municipio y no logra aún diversificar. O sea, no se ve otra actividad alterna al turismo, todo gira en torno a esta actividad.

Históricamente tiene una zona arqueológica Xaman-Há, una de las más antiguas de la península, puerto pesquero o de cabotaje maya, después de la escala por Tulum, que comerciaba por el canal de Yucatán o viceversa. Lo que queda de esas ruinas mayas están impedidas para ser conocidas por los turistas, pues está en el complejo privado Playacar que hoy en día parece una fortaleza: el común de los mortales no puede pasar.

Otro. Playa del Carmen fue un campamento de chicleros. La actividad preponderante fue la extracción de la resina del chicozapote. Todavía existen en la ciudad algunos árboles que sobreviven a esta época y hoy muestran las cicatrices que dejaron los machetes de los chicleros.

La China Hilaria cree que todavía sobreviven, en algún punto de la selva, algún campamento chiclero –si no es que ha sido arrasado por las obras del Tren Maya- susceptible de ser visitado. Es posible habilitar uno de ellos y venderlo como producto para la visita de turistas. ¡Claro!, con todo lo que ello conlleva, pero no es mala la idea.

Pero, insisto, toda gira en torno al turismo y así seguirá por largos años. Y esperemos que así sea, pues de lo contrario todo se desplomaría como castillo de cartas. ¿Pesimista la China?